Viña Chillán
— by Rudolf Rüesch
— by Rudolf Rüesch
Todo empieza en 1995 con tres suizos que, viajando por el mundo, conocen el Valle del Itata en su paso por Chile. Tres años después en 1998, vuelven al país con la idea de trabajar una viña en los alrededores de Chillán o el “lugar donde se queda el sol”, en lengua Mapuche.
El territorio reúne todas las condiciones para lograr vinos únicos y de alta calidad. Con esa idea, bautizan su proyecto con el nombre de Viña Tierra y Fuego. El 2007, sin embargo, cambia de nombre a Viña Chillán, donde Karin Lenz-Meier, Rudolf Ruesch y el enólogo Roland Lenz, comienzan a echar raíces.
Desde entonces, 12 variedades de vino son elaboradas en nuestras bodegas, una parte se queda en Chile y, la otra, viaja rumbo e Europa. Entre ellas, las uvas País y Malbec, con 100 años de historia en la zona de Chillán, se suman a los cultivos de Carménère, Shiraz, Merlot, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Zingandel, Sauvignon Blanc, descansan tranquilas en barricas francesas y americanas.
Nace con tres visionarios suizos que levantan una viña en Chile y, crece para transformar al vino en un producto único y de alta calidad, que reconoce a Chillán como el origen de su sabor y, al resto del mundo, como el destino para sus cepas.
En este territorio, Viña Chillán reúne la magia de dos culturas que aportan su personalidad en cada botella. Mientras Chile pone la fuerza y el carácter de su tierra, Suiza entrega el conocimiento, la tecnología y una experiencia innovadora que absorbe este rincón del planeta.
Cuando las palabras no alcanzan a expresar los sabores que conservan nuestros vinos, la uva en Viña Chillán tiene la última palabra. Dulces y pacientes embajadoras de un trato amable con la tierra, revelan en cada variedad, cómo queremos traspasar esta experiencia a su mesa.